La definición de la Apnea del sueño ha sido modificado en los últimos años. Actualmente, la apnea del sueño ha variado su denominación a Síndrome de apneas-hipopneas durante el sueño (SAHS).
El SAHS se define como un cuadro patológico con la aparición de episodios recurrentes de limitación al paso del aire durante el sueño, como consecuencia de una alteración anatómico-funcional de la vía aérea superior que conduce a su colapso, provocando descensos de la saturación de oxihemoglobina y microdespertares que dan lugar a un sueño no reparador, somnolencia diurna excesiva, trastornos cardiacos, respiratorios y psiquiátricos entre otros. Algunos de los síntomas más frecuentes del SAHS son el ronquido, la dificultad de mantenerse despierto durante el día, los cambios de personalidad, la impotencia en los hombres, o dolores de cabeza. El SAHS también se asocia a la aparición de enfermedades cardiovasculares , como infarto agudo de miocardio, ictus, o hipertensión arterial. El alcohol, el tabaco y la obesidad son factores que agravan el cuadro. En las personas obesas la prevalencia de apnea del sueño es muy alta, considerándose un serio problema de salud pública.
Otro factor importante a tener en cuenta es la asociación con los accidentes de tráfico. En un estudio realizado por el grupo de Stanford, participaron dos grupos diferentes de individuos, en un grupo estaban pacientes diagnosticados de SAHS y en el otro individuos conduciendo bajo los efectos del alcohol. La conclusión del estudio fue que en ambos grupos existía un riesgo muy similar de sufrir accidentes de tráfico.
El SAHS fue descrito por Christian Guilleminault en 1976. El Dr. Guilleminault hasta hace pocos años se encontraba aún al frente del grupo de Stanford (California, EE.UU.). El grupo de Stanford han sido pioneros en el tratamiento de la apnea del sueño, y es considerado como un centro de referencia en el tratamiento y en la investigación de esta enfermedad.
El Síndrome de apneas hipopneas durante el sueño (SAHS) es una enfermedad infravalorada, ya que afecta al 5% de la población general adulta, siendo más frecuente en hombres. La mortalidad supera el 40 % a los 8 años del diagnóstico en pacientes con SAHS grave, que se encuentren sin tratamiento.
El SAHS es una enfermedad multifactorial, que necesita de muchos especialistas para su tratamiento y su diagnóstico. Para llegar al diagnosticar el SAHS es preciso realizar una exhaustiva historia clínica. Se debe tener la sospecha clínica ante un cuadro clínico caracterizado por tres síntomas clave, la excesiva somnolencia diurna, los ronquidos y las pausas de apnea observadas por el compañero de dormitorio. Si existe sospecha clínica , la prueba que necesariamente que determinará el diagnóstico es la Polisomnografía.
La Polisomnografía consiste en la toma de un registro simultáneo de variables neurofisiológicas y cardio-respiratorias que permiten evaluar la cantidad y calidad del sueño, así como la identificación de los diferentes eventos respiratorios y su repercusión cardio-respiratoria y neurofisiológica. Además para reconocer las fases del sueño se necesita registrar los movimientos oculares o electrooculograma y el tono muscular o electromiograma habitualmente en el mentón. El estudio de los parámetros respiratorios también incluye el registro de la saturación de oxihemoglobina mediante pulsioximetro y el registro del esfuerzo respiratorio mediante bandas toracoabdominales. Se considera la existencia de SAHS cuando se encuentran mas de 10 apneas o hipopneas cada hora, y esto es medido mediante el índice de apneas hipopneas (IAH) que define la severidad del síndrome.
Cuando un paciente es diagnosticado de SAHS es necesario comenzar el tratamiento lo antes posible. El tratamiento debe ser individualizado según las características de cada paciente, aunque por norma general la primera actuación es el uso un dispositivo llamado CPAP (presión positiva continua en la vía aérea).
La CPAP es un aparato que el paciente debe utilizar todas las noches. Este aparato funciona manteniendo una presión positiva en la vía aérea y de esta forma evitando su colapso. Las medidas generales como la pérdida de peso, no fumar, no tomar alcohol, higiene postural en sueño, no tomar bebidas excitantes o cenar dos horas antes de acostarse, son también fundamentales. Se estima que la perdida del 10 % de peso, disminuye en un 20 % las apneas. La pérdida de peso por si sola muchas veces es capaz de curar la enfermedad.
Sin embargo, existen pacientes que se resisten a dormir con estos aparatos por incomodidad, o por los efectos secundarios del tipo de sequedad de mucosas y/o irritación ocular o incluso conflictos conyugales debido al ruido. En otros pacientes la causa de la apnea del sueño es anatómica funcional, como ocurre por ejemplo en las anomalías dentofaciales. En estos grupos de personas se hace necesario ofrecerles otras alternativas.
Las especialidades como la Cirugía Maxilofacial y la Otorrinolaringología ofrecen soluciones quirúrgicas que son capaces de curar la enfermedad en mas del 90 % de los casos.
El grupo de Standford, con el Dr. N. Powell a la cabeza son la referencia mundial a la hora del tratamiento quirúrgico del SAHS, por lo que el tratamiento realizado en la Unidad de Cirugía Oral y Maxilofacial, de la clínica Los Manzanos se guía por estos mismos protocolos.
El protocolo de Stanford esta formado por 2 fases. En la fase I se realizan cirugías menos invasivas, y soluciona el problema de las apneas en el 60 % de los casos. En la fase II, se realiza procedimiento más invasivos mediante la cirugía ortognática se realiza un avance bimaxilar, con el objetivo de aumentar el volumen de la vía aérea. Esta cirugía implica un cambio estético facial, y soluciona el problema en mas del 90% de los casos.
En conclusión, el desarrollo del proceso asistencial del tratamiento del Síndrome de apneas-hipopneas durante el sueño, se encuadra dentro del marco de varias especialidades, entre las que se pueden enumerar la Neumología, la Neurofisiología, la Otorrinolaringología , la Neurología, la Pediatría, la Endocrinología, la Cirugía Oral y Maxilofacial y la Psiquiatría. Pero por encima de todas, cabe destacar el papel de la especialidad de Medicina de Familia, ya que los pacientes son identificados en primer lugar en las consultas de atención primaria y son remitidos al especialista de referencia.
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